El último eslabón de la seguridad vial

Este texto ha sido escrito por Alfonso Machado, titular de la autoescuela Marroig-Plaza de toros de Palma de Mallorca, y enviado a la Dirección General de Tráfico antes de verano, sin haber recibido respuesta a día de hoy. El documento habla del papel de la Administración y la seguridad vial.

Zona de curvas N-320

Zona de curvas N-320

Con la aprobación de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a motor y Seguridad vial, la Dirección General de Tráfico quiso cambiar la función inicialmente policial que había mantenido hasta entonces. De forma que en julio de 1989 se aprueba la Ley de Bases, orientada a promover la seguridad de la circulación y prevención de accidentes.

Vistosos han sido los esfuerzos que han hecho llegar en estos últimos años a los índices más bajo de siniestralidad en España. Pero sin estar los representantes y encargados de la vigilancia del tráfico todavía satisfechos, siguen aplicando todos sus esfuerzos, no únicamente con la finalidad de reducir los costosos gastos que ocasionan para el Estado los accidentes de tráfico, sino principalmente por la pérdida de vidas humanas y el sufrimiento que conlleva.

Desde que para poder conducir por las vías públicas, es requisito indispensable la obtención de un permiso o licencia, las Autoescuelas o Escuelas de formación vial han sido el lazo de unión entre la Dirección General de Tráfico y el ciudadano de a pie, que voluntariamente toma la decisión de obtener la posibilidad de conducir un vehículo a motor o ciclomotor por las vías públicas.

Una gran parte de la sociedad, todavía tiene el recuerdo de su paso por la autoescuela como un momento provechoso, enriquecedor y satisfactorio, donde adquirieron unos conocimientos y unos hábitos adecuados que le han permitido realizar miles de kilómetros con mínimos percances.

Pero poco a poco y sin darnos cuenta, este transatlántico de profesionales que durante varias décadas estaba amarrado al muelle de la Dirección General de Tráfico, ha permitido a las autoescuelas mantener una línea análoga de enseñanza y un objetivo en común: preparar a los futuros conductores con los conocimientos, habilidades y sensibilización vial adecuada y necesaria para poder circular de forma armónica por las vías publicas.

Desde principios del año 2000, con los cambios del Reglamento Regulador de las Escuelas Particulares de Conductores, han llevado a esta gran flota, a alejarse del muelle de la DGT, estando actualmente unido por un fino cabo: la prueba teórica y práctica.

Los examinadores de tráfico, los cuales a través de su trabajo cumplen la finalidad entre otras, de controlar el resultado de la preparación de los alumnos, en su calificación son claramente conscientes que el sistema empleado en algunas Escuelas de Formación Vial, no garantiza que su paso por ellas, ha influido lo necesario en su forma de ver la circulación y sus consecuencias, y saber si el alumno que tiene como objetivo principal, aprobar el permiso de conducir con el mínimo número de clases posibles, o por el contrario habrá adquirido el pensamiento de que en las carreteras no estamos solos.

Por mucho esfuerzo que haya realizado el profesor de prácticas, no es suficiente. El trabajo de base se debe hacer desde las clases teóricas y en casa con el ejemplo familiar. Quien tiene el deber de exigir y recordar cual es la función de una Escuela de Conductores, es la Dirección General de Tráfico, que entre otros tiene el papel fundamental de ejercer el control estricto de la enseñanza impartida en las teóricas y la asistencia de los aspirantes. Que bajo ningún concepto el profesor de teórica se debe limitar a recitar los diferentes artículos del Código de circulación, sino de argumentar el porque de cada uno de ellos, para dar respuesta a los comportamientos erróneos de muchos conductores.

Este exceso de libertad por parte de la Administración en la normativa reguladora y de control de las Escuelas de formación vial, ha llevado a que una gran parte de responsables del sector a nivel Nacional a olvidar, cual es la principal finalidad de una Autoescuela: Formar y preparar a un nuevo conductor para una convivencia ordenada dentro de una corriente circulatoria.

Por eso, desde una parte del sector se quiere llamar la atención de la Administración Pública. El gran trabajo que han estado realizando estas últimas décadas, la Dirección General Tráfico y sus responsables en la vigilancia y seguridad del mismo, esta rompiéndose en el último eslabón de la seguridad vial, pero uno de los más importantes para que se vea reflejado en la carretera el esfuerzo realizado por sus integrantes, y recoger el fruto de tanto trabajo.

Las autoescuelas se están desgregándose de sus principios básicos y en muchos casos yendo a la deriva y sin rumbo predeterminado. Aunque el profesor de prácticas gracias a su formación-interés-experiencia, haga el esfuerzo de transmitir la sensibilización vial necesaria, los alumnos ya tiene muchas ideas preconcebidas que no le van a permitir cambiar los hábitos adquiridos por los que le rodean.

Es cierto que la Autoescuela, es una escuela de enseñanza de carácter privado, pero tiene una finalidad pública para esta sociedad. Por ese motivo la Dirección General de Tráfico, debe urgentemente retomar sus principios de control, seguimiento y vigilancia que realizó hasta hace unos años a las mismas. En lugar de convertirse para el ciudadano de a pié, únicamente un lugar de calificación de unos conocimientos, habilidades y aptitudes. Para que todo el esfuerzo realizado por los estamentos superiores se vea recompensado y reforzado hasta el final por la sociedad.

La mejor educación se enseña en los primeros pasos

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Blog dedicado a la conducción, las autoescuelas y la seguridad vial. Está creado por un grupo de profesionales de la formación vial que comparten inquietudes y experiencias. Aquí podrás encontrar información variada sobre el día a día de la autoescuela, exámenes, test o novedades y consejos para una conducción más segura.

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