El cinturón de seguridad, el airbag y el apoyacabezas conforman los elementos de seguridad pasiva de nuestro vehículo, elementos que tienen una gran importancia para nuestra seguridad en caso de accidente.
En caso de una colisión frontal, a sólo 50 km/h el cuerpo de los ocupantes del vehículo se precipitan hacia adelante y ningún ser humano es capaz de sujetarlo con sus brazos. Esto es debido a una inercia adquirida que tiende a mentener a los ocupantes con la velocidad inicial que llevaban. A esta velocidad, el cuerpo adquiere una deceleración de 15g (15 veces la gravedad terrestre), que nuestra estructura corporal no soporta y produce muchas lesiones internas severas.
A 50 km/h, sin cinturón de seguridad, el impacto contra el parabrisas y salpicadero del vehículo es equivalente a dejar caer el vehículo desde, aproximadamente, un tercer piso, a una velocidad de 120 km/h sería como dejar caer el vehículo desde unos 70 metros de altura. A 80 km/, sin cinturón, los pasejeros de los asientos posteriores golpean a los de delante como lo haría una bola de 1.200 kg moviéndose a 10 km/h.
El airbag complementa al cinturón de seguridad, se trata de una bolsa de aire que se infla en milisegundos y se desplaza a unos 300 km/h, por lo que no debemos ir demasiado cerca del volante porque el golpe sería mortal, lo recomendable es situarnos al menos a 10 cm del volante.
El retroceso del cuerpo tras la colisión puede resultar muy dañino, especialmente en la columna cervical, por ello, el empleo de apoyacabezas reduce considerablemente las lesiones que se puedan producir. El apoyacabezas no debe estar a más de 4 cm de la parte más alta de la cabeza.