Los fabricantes de automóviles no dejan de innovar en el ámbito de los coches híbridos y eléctricos. Cada vez se ponen a la venta modelos con mayor autonomía, mejores prestaciones y menor precio. Es por ello, que muchos conductores se preguntan, ¿y si vendo mi coche tradicional y me compro uno ecológico? El problema es, en muchos casos, la falta de información detallada y fiable sobre cuál es el tipo o el modelo que más nos conviene.
El primer aspecto que debe tenerse en cuenta es la autonomía. Un coche eléctrico tiene, de media, unos 100 kilómetros de autonomía real. Esto es suficiente si el uso que se le va a dar es fundamentalmente urbano, pero esos 100 kilómetros serán insuficientes si hacemos trayectos un poco más largos. Deberemos decantarnos en ese caso por un modelo híbrido que, incluso cuando utiliza combustible fósil, es un 44% más eficiente que un automóvil convencional. Entre sus inconvenientes está el mayor peso del motor, la costosa reparación de las posibles averías y el uso de materiales tóxicos en sus baterías.
El segundo punto sería saber si compensa económicamente adquirir un coche híbrido o eléctrico, pues su precio en el mercado es superior al de los automóviles de combustión. No obstante, el ahorro en combustible a lo largo de la vida útil de estos coches hace que, a la larga, sean más económicos. Además, las subvenciones del gobierno a la adquisición de vehículos ecológicos, abaratan significativamente la compra y también ayudan a financiar la instalación del punto de recarga necesario.
Finalmente, una parte importante de la decisión tiene que ver con nuestro estilo de vida y nuestras convicciones. Actualmente, los problemas de contaminación en las grandes ciudades son una gran preocupación y el tráfico es una causa fundamental de la polución.
