El boom provocado por el Internet y el fenómeno de la globalización, han cambiado totalmente el espacio de convergencia latinoamericano. Este espacio, inmensamente geográfico, está siendo dominado por las grandes corporaciones y multinacionales que operan en el mercado de la informática, la tecnología, la electrónica o los medios de comunicación.
El servicio de Internet o televisión satelital, el rastreo vehicular, la compra-venta al instante, las gestiones bancarias en línea, y otras actividades o servicios que antes se hacían de otra forma, o simplemente no estaban disponibles, son muchos de los beneficios producidos por este desarrollo. Sin embargo, y como todo invento humano, ha tenido sus consecuencias negativas.
Entre estas consecuencias se hace mención especial de una: la pérdida del trato presencial. Ejemplificando, sería algo como: “ya no es necesario ir al colegio para ver una clase, pues lo puedes hacer en línea”, “no es necesario visitar a tu familia porque puedes realizar una vídeo llamada”, o, “no es necesario asistir a una autoescuela porque existen software de manejo para aprender a conducir un automóvil desde tu computadora”. Veamos.
Aprender a conducir con software o aplicaciones
Aunque el Internet no es un sitio para vender, muchísimas personas se han encargado de hacer de esta red un novedoso sistema de mercado, donde el mercado automotriz no está excluido. Según estadísticas de páginas web, más del 30% de los nuevos conductores que desean obtener una licencia de conducir, han utilizado software o tutoriales online con la finalidad de instruirse en el manejo de un coche.
Obviamente, las autoescuelas o escuelas de manejo se encuentran, de cierto modo, invadidas por nuevos sistemas de enseñanza virtual, donde se exigen pagos menores y se reciben más clientes diarios, y esto ha ocasionado un declive en la entrada de practicantes a estas instituciones.
Competencia real
Pero, ¿representan estas aplicaciones informáticas una competencia real para las escuelas de manejo? Al principio se menciona que “Internet no es un sitio para vender”, por tal motivo muchas personas desconfían de este sistema y siguen asistiendo, y seguirán así, a las autoescuelas.