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Una licencia sin saber conducir

Aunque el título pueda representar una situación utópica para muchos lectores, en Venezuela existen conductores que han obtenido una licencia de conducir sin siquiera haber encendido el motor de un automóvil.

La poca aplicación de las leyes y restricciones, por parte del Estado, ha provocado que la licencia de conducir se convierta en un producto con alta demanda. Hoy en día son muchos los casos de personas que han obtenido una licencia de conducir, sin probar un automóvil, sino que “únicamente deben pagar 1.200 bolívares (equivalente a 190 dólares) para conseguir una licencia, dando un 50% para activar la gestión, y un 50% al recibir el producto”.

¿Qué dicen los “gestores”?

Siendo la licencia de conducir un producto vendible, existen dos participantes: comprador y vendedor. Para los vendedores o gestores, tramitar una licencia de conducir de esta manera no es más que “darle la facilidad a las personas de que puedan sacar su carnet, sin tener que hacer colas, ni esperar, ni mucho menos manejar un vehículo para que puedan aprobarla”.

Visto de ese lado del negocio, es un ganar-ganar, donde el comprador o conductor siempre lleva las de perder. Además, y como añadidura, personas que se dedican a tiempo completo a esta actividad, logran amasar grandes cantidades de dinero en poco tiempo.

¿Y los compradores qué opinan?

“Jamás obtener una licencia fue tan sencillo”. A más de uno le llega esta frase cuando le interrogan acerca de este trámite.

Cualquiera, teniendo el dinero que le solicitan, puede convertirse en un chofer con validez de la noche a la mañana. Nada tiene que ver si sabe ir en retroceso o colocar luces de cruce al cambiar de carril. La mayoría de estas personas no conoce el reglamento, o desconoce que este trámite es gratuito cuando lo realizan las instituciones del Estado.

Esas instituciones, cada día ofrecen créditos para la adquisición de vehículos, y no velan porque haya conductores preparados. Asimismo, muchas personas se muestran inseguras ante la incógnita: ¿Será ese un chofer legítimo?, ¿correré riesgo en el transporte público? Las respuestas, son diversas.

 


Escuelas de manejo o academias de karting

Según estimaciones de estudios universitarios, 5 de cada 10 conductores jóvenes aprendieron a manejar con el auto de su padre, un amigo o un pariente cercano. Por consiguiente, su enseñanza fue improvisada, ya que no se capacitaron técnica y estratégicamente como lo harían en una escuela de manejo. Se diría entonces, que existe por un lado una academia de karting en la vía pública, y del otro una escuela profesional con menos usuarios.

Si se observa la perspectiva de un conductor de cada sistema, puede evidenciarse una diferencia abismal en la manera de abordar la misión de conducir. A continuación, una muestra comparativa de cómo aprenden a conducir los “pilotos callejeros”, y, en la otra esquina, los jóvenes aprobados por las altas escuelas de conducción.

Aprendí a conducir con un amigo

Mi padre y yo nos mudamos a un pueblo donde sólo habían 3 calles. La más grande conectaba con otros pueblos. Allí conocí un amigo que tenía un Dodge Charger, y se ofreció en enseñarme a manejar. Fue muy divertido y se sentía mucha adrenalina cuando el coche superaba los 120 km/h, y como era una carretera angosta, los otros coches debían apartarse y en ocasiones se salían del asfalto. Una vez intenté hacer un derrapé y volqué, pero aún sigo intentando superar mi récord de velocidad de 180 km/h”, cuenta Javier Soledad.

Conducir es un compromiso social

Relata Gustavo Moro: “Salí hace 5 meses de la escuela de manejo. Me gustó porque aprendí a colocar las luces correctamente, a mirar por el retrovisor cada 20 segundos, a colocarme el cinturón, a saber cuándo debe acelerarse más y cuándo se debe ir a una velocidad baja. Además, me enseñaron allí que conducir es un compromiso social porque cuando vamos en el vehículo somos responsables de nuestra vida, de la de nuestros acompañantes o pasajeros, y también de la vida de los peatones”.

Mientras uno piensa en derrapes a alta velocidad, el otro está atento en salvaguardar el orden y la seguridad de todos. Allí se hace evidente la importancia de las escuelas de manejo.


Menos accidentes gracias a Ley Seca

En Venezuela, según estadísticas oficiales emitidas en el primer trimestre de 2013, la prohibición del consumo de alcohol durante fechas específicas, mediante decreto gubernamental de Ley Seca, ha disminuido hasta en un 50% todo tipo de accidentes de tránsito.

Lejos de ser un capricho por parte de las autoridades, y admitiendo que siempre existe quien violente las normas establecidas, la aplicación y ordenanza de la Ley Seca en temporadas de Carnaval, Semana Santa, vacaciones de mitad de año y Navidad, han tenido como consecuencia que sean menores los accidentes de tránsito en las vías más concurridas de todo el país. Por la sola aplicación de esta ley, los choques, vuelcos, conductores dormidos, y otros casos, se disminuyeron en más de la mitad.

El verdadero confort

En un estudio realizado por la Universidad Central de Venezuela, las personas admiten sentirse mucho más seguras al conducir o viajar en su vehículo en días en los que se ha decretado una Ley Seca. Aseguran que existe menos riesgo de accidentes y seguramente existirán menos casos de personas que por consumo de alcohol han perdido el control de su vehículo y han provocado grandes accidentes. “Puedes viajar de Maracaibo a Cumaná sin ningún tipo de nervios”, afirma un conductor.

De la misma manera, la población femenina ha descrito la Ley Seca como un estado de verdadero confort al conducir. Este comentario goza de gran validez cuando se enfatiza en que es más sencillo conducir en una vía de personas responsables, que están en total juicio, atentas a las señales de tránsito, sin usar el teléfono, haciendo utilización correcta de las luces y conduciendo a una velocidad razonable.

Yo puedo conducir y beber alcohol

Una considerable cantidad de personas, en su mayoría no simpatizantes de la ideología política del gobierno, han visto a la Ley Seca como una estrategia dictatorial para no dejar a la población “disfrutar a plenitud” consumiendo alcohol. Poco importa el 50% menos en accidentes. Pero, ¿cuánta responsabilidad tiene el alcohol en los accidentes de tránsito?


¿Cómo hacer con los motorizados?

Conducir en las grandes ciudades puede significar dos cosas: la primera, el tráfico y los embotellamientos; la segunda, lidiar con los motorizados que se meten por doquier, violando las señales de tránsito, adelantando en curvas, y haciendo y deshaciendo a todo dar por cualquier avenida o calle.

Sobre estos últimos hablaremos en este artículo, y más específicamente, cómo influyen negativamente en la conducción vehicular y, cómo se han adaptado las escuelas de manejo ante este flagelo.

Si bien hay que admitir que las motocicletas constituyen un medio de transporte más rápido, menos costoso y más limpio que los automóviles, debe denunciarse siempre la manera desinteresada de conducirlas por las vías concurridas.

Motorizados entorpecen el tráfico

En una calle con dos canales, uno de ida y el otro de vuelta, hay que conducir precavido y atento ante adelantamientos de otros coches, personas que puedan aparecer, vehículos delante, detrás, animales en la vía, y un sinfín de particularidades. Y ahora, los choferes se quejan porque deben estar pendientes de los motorizados que pasan de un lado a otro, a altas velocidades, irrespetando las señales y las normas básicas de conducir.

Para colmo de males, si un vehículo arrolla o choca a una motocicleta, el conductor del mismo debe cancelar una multa o pagar todos los daños que genere al motorizado. “Es indignante si se tiene en consideración que cada día aumentan los accidentes de este tipo, producto del entorpecimiento en el tráfico que ocasionan los motorizados irresponsables”, menciona Carlos Velázquez, chofer empresarial.

Relación: autoescuelas y motorizados

Algunos miembros de escuelas de conducción dicen que no se les enseña cómo hacer con esos motorizados. “Aprendemos a conducir de manera responsable, y cuando salimos a la calle es un mundo totalmente distinto, lleno de motocicletas sin ley que le caiga”, menciona un alumno en Caracas.

Ante esto, ¿cuál es la propuesta? No tiene sentido incluir motorizados en la enseñanza, pero, ¿qué hacer? Pocas alternativas suenan, y el problema continúa agravándose.


La importancia de las señales de tránsito

Cuán importante es una señal de tránsito para un conductor que por primera vez circula con su automóvil por una carretera con neblina, con un bosque tupido y ya caída la tarde. Quizá parezca un caso muy específico, pero, en esos casos específicos es que los conductores y las personas en general se dan cuenta de la verdadera importancia de que existan señalizaciones en las vías.

Una gran cantidad de conductores afirma que es importante que existan las señales de tránsito, pero luego solapan con pretextos su desconocimiento vial. Frases como “no la vi” o “no sabía que no se podía” son comunes entre los choferes que hacen un giro prohibido, cruzan por una calle sin salida, y otros casos semejantes.

“No vi esa señal de tránsito”

¿Qué conductor no se ampara en esta frase cuando comete una infracción ante una señal de tránsito? Seguramente todos lo han hecho una vez al menos. Es quizá la primera que les viene a la mente, y por ende, la primera que han de escuchar las autoridades.

En algunos casos tienen razón los choferes porque hay habitantes, en diferentes localidades, que arrancan de sus sitios a las señalizaciones, y las convierten en un material para hacer afiches, pancartas o avisos en sus casas. Hay casos particulares de personas que tomaron una señal de prohibido estacionarse para colocar un aviso que decía “se venden tomates”.

Responsabilidad de las autoescuelas

Las escuelas de manejo en los países latinos deben, ante esta situación, instruir técnicamente a los practicantes para que cuando les toque conducir en una vía sin señalizaciones, estén en la capacidad de analizar qué debería hacerse, cómo debería cruzar, manejar o estacionar, sin infligir en las faltas de manejo, y respetando las normas que se aplican en materia de seguridad vial.

Visto desde otro modo, sería un chofer preparado para todo tipo de ocasión. Le toque con lluvia, sol, de noche, de día, con o sin señales de tránsito, el conductor estará capacitado para maniobrar correctamente el vehículo, sin cometer infracciones.