¡¡NOVEDAD!! SIMULADOR DE CONDUCCIÓN PARA ESCUELAS DE MANEJO. Infórmate sin compromiso enviando un correo electrónico a info@drivesimsimulator.com


Miedo a conducir de noche

Es igual si se esté aprendiendo a conducir, o tal vez sea un conductor con experiencia; el miedo a conducir de noche es una sensación que abarca a todos los involucrados en el manejo de los coches.

Mirando las estadísticas puede detallarse que más de la mitad de los accidentes de tránsito ocurren después de las 6:00 pm (18:00 horas.) y antes de las 4:00 am (4:00 horas), es decir, dos tercios de todos los accidentes vehiculares suceden de noche y en la madrugada que aparece luego.

Consejos para perder el miedo

El miedo a conducir de noche es un miedo heredado: viene dado por saber que otros choferes han sufrido o provocado accidentes fatales, porque muchos han chocado, volcado, salido de la vía a alta velocidad, y así otros casos.

Ante esta situación, el mejor consejo que puede darse es acostumbrarse a conducir en la tarde, en la noche. No será algo espontáneo tomar el vehículo y acelerar con extrema confianza, pero, gradualmente, a medida que se va adecuando a la oscuridad, a iluminar la vía con los faros, y a reconocer la importancia de las luces, el conductor, experto o no, perderá poco a poco el temor trillado que produce manejar a oscuras.

Potestad de las escuelas de manejo

Como casi dos tercios de los accidentes de tránsito se producen a altas horas de la noche, y como son demasiados los conductores que no salen en su auto en esa parte del día, sería irreprochablemente factible que las autoescuelas o escuelas de manejo, realicen una adecuación de sus contenidos para aplacar esta desconfianza o inseguridad en los conductores.

La solución más práctica sería impartir clases de manejo de noche, con conos iluminados que permitan guiar al conductor. Es una solución sencilla que representaría, sin duda, mayor ingreso de participantes, menor índice de accidentes de tránsito, y, consecuentemente, se transformaría en mayores ganancias para las autoescuelas.

 


Consejo de conducción curvas en la vía

Para todo conductor, afrontar una curva en la carretera implica más que un giro en el volante. Conducir en carreteras con curvas, ondulaciones, o trayectos accidentados, resulta para la mayoría de los aprendices de conductor, e incluso para choferes con cierta experiencia, dominar totalmente el vehículo.

En las carreteras andinas latinoamericanas, por ejemplo, existen segmentos de la pista que se resumen en muchas curvas concatenadas, algunas mixtas, como curvas con bajada, curvas con subida. De esta manera, se concibe puntual dar breves consejos para conducir correctamente en las vías con muchas curvas, algunas de ellas peligrosas.

Momento de la frenada

Un amplio porcentaje de conductores desconoce cuál es el momento exacto para realizar la frenada en una curva. Esto, ocasiona muchos accidentes de tránsito, siendo frecuentes los vuelcos o la pérdida del control del vehículo. Veamos.

Todos los choferes deben seguir al pie de la letra una máxima de la Fórmula 1. ¿Por qué? Los pilotos de esta disciplina, mecánicamente, conocen que la frenada en una curva se realiza antes de llegar a la misma. Es decir, cuando la curva se acerca, debe frenarse gradualmente. Cuando esté en el principio de la curva, no será necesario frenar, sino que al contrario, se comienza a acelerar para evitar cualquier accidente o complicación.

¿Qué pasa si frena durante la curva, o después? Si frena durante la curva, seguramente perderá el control del vehículo o volcará. Esto sucede por la dirección que lleva, y la velocidad inicial. Cuando se frena, el vehículo no consigue estabilizarse porque los neumáticos no están en una posición de firmeza.

Frenar después de la curva

Frenar después de haber tomado la curva en tu vehículo, es algo que no tiene ningún sentido. Si ya la curva pasó, ¿para qué frenar? He allí el motivo.

Por otra parte, si la curva es cerrada o peligrosa, jamás se recomendará frenar después. ¿El motivo? Antes de llegar al final de la curva es posible que ya se haya sufrido un grave accidente.

 


Yo conduzco a alta velocidad

El deseo de todo conductor es ir en su vehículo a alta velocidad. De hecho, cuando se está aprendiendo a conducir, la primera meta que se traza es esa: ir más rápido cada vez. Sin embargo, conducir a alta velocidad no significa ni garantiza nada. Visto de cierto modo lógico, ir a mayor velocidad no se traduce en llegar más rápido a casa, o antes de que cierren la gasolinera.

A pesar de esto, a todos los choferes les atrae este deseo, insaciable será, de querer acelerar sin parar, y sin perder nunca el dominio sobre la dirección del coche.

Garantías de la alta velocidad

¿Manejar el vehículo a más de 140km/h garantiza algo para el conductor, o el pasajero? La verdad: no. En el mundo de la conducción vehicular existe una ecuación práctica y de fácil implementación: mientras mayor sea la velocidad, menor es la seguridad.

Ejemplificando, obtendríamos algo como: si el chofer de un vehículo va por una vía a 120km/h, subiendo 20 km/h cada 5 minutos, 30 minutos después ¿cuál es la posibilidad de sufrir un accidente fatal? Sin lugar a dudas, una probabilidad de riesgo muy elevada en comparación con un conductor que se desplace, uniformemente, a 120km/h.

¿Cómo ayudan las escuelas de manejo?

En las escuelas de manejo de toda Latinoamérica, la disciplina es parte fundamental de la enseñanza que se imparte. De tal modo, todos los instructores que hacen vida laboral en estas instituciones de ayuda al nuevo conductor, colaboran en la disminución de los accidentes de tránsito producidos por las altas velocidades en los coches. ¿Cómo?

Los instructores de autoescuelas ejemplifican por qué la alta velocidad no aporta beneficios al conductor. En primer lugar, significa que las frenadas son más bruscas, y la velocidad es inconstante. En cambio, si la velocidad es constante, digamos 80km/h, es más rápido llegar al sitio determinado. Aunque parece simple saberlo, las autoescuelas son responsables de muchos accidentes evitados.

 


Semáforos provocan accidentes fatales

Los semáforos, al igual que los automóviles o la electricidad, fueron creados con una meta específica: facilitar la vida de las personas. Sin embargo, estos pueden llegar a provocar accidentes de tránsito, al igual que los automóviles vuelcan, o la electricidad mata a seres humanos.

Los conductores de todo el mundo, saben de antemano que los semáforos están diseñados para regular, controlar y dar fluidez al tráfico. Por ende, un semáforo en una intercepción de calles se traduce como orden vehicular, como un estado de democracia en el que todos podrán conducir sin agravios.

Una solución práctica

Para todos los choferes el semáforo es una solución enorme. No deben conducir apresurados, o violando y saltando normas de buen conductor, sino que esperan, pacientemente, el cambio de luz. Sobre todo en las metrópolis latinoamericanas, los semáforos descongestionan de manera descomunal a las grandes avenidas, siempre repletas de vehículos.

Por otra parte, cabe mencionar, que en todas las escuelas de manejo es obligatorio enseñar a utilizar y respetar el semáforo. Las autoescuelas, por consecuencia directa, evitan, a través de esta enseñanza de culturas de conducción, muchos accidentes de tránsito fatales. Pero, lamentablemente, muchos de estos siguen ocasionándose, provocándose, ocurriendo.

¡Respeta la luz!

Cada vez son más frecuentes los gritos con esta frase: ¡respeta la luz! Y es que los conductores están evolucionando negativamente en el uso del semáforo. Saltarse la luz, girar en “u”, y otras mañas se están haciendo cotidianas. Como consecuencia, hay accidentes de tránsito con más de un herido, incluso más de un fallecido.

También sucede que cuando llueve, o se corta el sistema eléctrico, los semáforos colapsan y todos los conductores dejan su pie en el acelerador, provocando un choque múltiple en ocasiones. Por eso se hace conveniente un método de energía alternativa para los semáforos. ¿Sería conveniente instalar paneles solares encima de estos, o conectarlos a un sistema de energía eólica? Todo sea por preservar la seguridad vial, y dar más bienestar a los conductores.

 


No maneje como un taxista

Muchos jóvenes conductores, o que esperan aprender a conducir, se identifican con una película de alto éxito donde el protagonista era un taxista. Él, con la habilidad que el cine norteamericano le inyecta, esquivaba todo tipo de autos en la vía, hacía derrapes fantásticos y, además, siempre llegaba a tiempo al sitio indicado, por más lejano que este estuviera.

Ahora bien, ¿es esa una buena manera de conducir el vehículo? En realidad, no. ¿Por qué? Veamos.

En Venezuela, por colocar un espacio geográfico determinado, existen muchísimos taxistas “piratas”. Es decir, no están asociados a una línea de taxis. Estos conductores, en su mayoría jóvenes, intentan parecerse más a aquel taxista ficticio, hasta llegar a vivir en un paraíso sin leyes ni reglas de tránsito, violando las señales, excediendo la velocidad, ¿y los pasajeros? No dicen nada.

Manual del taxista autónomo

  • Conduce rápido, muy rápido.
  • ¿Qué importan las señales de tránsito y los semáforos?
  • Igual puedes adelantar en curvas como en rectas en la vía, siempre y cuando no choques.
  • La meta principal es llegar a tiempo, ¿cómo? Eso no interesa.
  • La velocidad mínima deberá ser 140km/h.

Aunque parezca una nota burlona, un montón de taxistas autónomos o independientes se guían por parámetros como esos, y hacen desastres en las vías públicas, irrespetando cuánta norma se le antoje, y lo peor de todo, disminuyendo considerablemente la seguridad vial de sus pasajeros, de las personas en la calle, y de ellos mismos.

Deber de las escuelas de manejo

Las autoescuelas, como institución de enseñanza práctica, tienen el deber irrevocable de preservar la seguridad vial mediante estrategias de clases de conducción que ayuden a mantener la cultura de buen conductor en todos sus participantes, y que estos, a su vez, sirvan de multiplicadores.

De esta manera, sencilla, las escuelas de manejo pueden provocar cambios en el modelo organizativo de los conductores, pasando de taxistas de películas, a conductores de taxi profesionales. Esa sería la meta principal.