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En el verano de 2011, Protección Mutual de Seguros de Transporte Público de Pasajeros y la Provincia de Buenos Aires, a través de la Dirección Provincial de Política de Seguridad Vial, se unieron para llevar a cabo una campaña para la prevención de siniestros de tránsito que denominaron “El Educador Vial”, la cual ya fue realizada con anterioridad una vez.

La campaña, en esta oportunidad, se dirigió a las ciudades de Mar del Plata, Santa Teresita y San Clemente y fue dirigida técnicamente por el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV).

Recordemos que el ISEV, es un centro privado que desde el año 1985 se aboca al estudio e investigación de las materias específicas del tránsito, la educación y la Seguridad Vial. En esta oportunidad, buscó difundir los contenidos que conforman la campaña mundial diseñada por la Fundación de la Federación Internacional del Automovilismo (FIA), la cual se pueden resumir en cuatro aspectos: el uso del cinturón de seguridad por parte de todos los ocupantes del vehículo; el traslado de menores con sus respectivos sistemas de retención infantil; la contención adecuada de los elementos sueltos y, el correcto uso del apoya-cabeza.

Para esta organización, la seguridad vial es un estilo de vida que se debe modificar, lo cual implica el compromiso de toda la comunidad para cambiar la “cultura del riesgo” por una “cultura de la seguridad.

Por su parte, Protección Mutual de Seguros del Transporte Público de Pasajeros, es una Mutual Aseguradores creada en 1997 que tiene como visión de empresa el siguiente lema: “Un futuro sin accidentes de tránsito es posibles. Allá Vamos…”

Esta aseguradora, es la segunda vez que participa en este proyecto de aula móvil, que en sus principios –allá por 1999- fue la primera aula móvil de Sudamérica.

El objetivo de “El Educador Vial 2” es acercar a todos los puntos del territorio argentino, la capacitación, el equipamiento y la tecnología para formar conductores cada vez más seguros en el desempeño de su actividad.

 


La fuerte carga impositiva a los autos 0 kilómetro es siempre una dificultad a afrontar por cualquier dueño de una escuela de conducción en cualquier parte del mundo. Pero este problema se acentúa mucho más en algunos países en especial.  Este es el caso de Uruguay.

Algunos datos reveladores para tener en cuenta, indican que los vehículos adquiridos fuera del Mercosur (Mercado Común del Sur) las cargas impositivas significan un 39% del valor total de la unidad. En el caso de que se adquiera fuera de esta región económica, la misma carga logra ascender a un 49% del valor.

Así por ejemplo, se puede hacer una rápida comparativa de precios, teniendo en cuenta que un Volkswagen Gol Power 0Km., motor 1.4, cuatro puertas,  cuesta en promedio U$D 15.000 en Colombia y alrededor de US$ 20.000 en Uruguay.

En otros países ubicados en diferentes latitudes, la carga impositiva nunca supera el 30%, siendo de alrededor del 28% en España, por ejemplo, del 21%  en Chile y del 14% en Canadá, sin tener en cuenta posibles acuerdos territoriales de adquisición (por ejemplo obtener una unidad dentro de la Comunidad Europea en el caso de España), casos en que el porcentaje comprendido por los impuestos puede ser aún menor.

Este inconveniente se viene manifestando desde hace décadas y de acuerdo a las constantes quejas que se oyen a través de los consumidores, el gobierno cree que tener un auto nuevo es una clara señal de solvencia económica. A cada nueva unidad se le cargan gran cantidad de impuestos, entre ellos el I.V.A. (Impuesto al Valor Agregado), el Imesi (Impuesto Especifico Interno), Impuestos aduaneros, IRPF (Impuesto a la Renta de las Personas Físicas), patente e impuesto al patrimonio,  entre otros gastos administrativos.

Y obviamente que esto afecta directamente a quienes intentan mejorar el servicio a través de la incorporación de unidades más modernas, con el afán de brindar una confortable experiencia para los alumnos.


Muchas veces se ofrece a los alumnos la posibilidad de realizar prácticas a través de vehículos doble comando. Pero más allá de esto, toda escuela que pretenda mejorar sus servicios debe contar con todos los requerimientos de seguridad necesarios para circular con tranquilidad, independientemente de que sean exigidos o no por las autoridades pertinentes.

Es cierto que en muchos países de América del Sur, Centro América y el Caribe no se exige la utilización de equipamientos de prevención tales como el airbag y el freno ABS. En Europa, este tipo de frenos es obligatorio desde hace prácticamente una década.  Básicamente, estos sistemas evitan que las llantas se detengan totalmente y se deslicen en la superficie y permite disminuir la distancia del frenado y seguir direccionando el vehículo con el volante mientras se frena.

Si bien el cinturón de seguridad es un buen elemento de contención ante un posible accidente, la bolsa de aire complementa la función del mismo y permite evitar lesiones graves en muchos de los casos. Precisamente su función es detener el cuerpo de los ocupantes del vehículo de la manera menos traumática posible.  De acuerdo a un estudio técnico realizado por la  NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration), el airbag combinado con el cinturón de seguridad reduce las muertes en accidentes de tránsito en un significativo 61%.

Ciertamente cuando un alumno toma el volante, lo más común es que se conduzca a una velocidad prudente, a veces hasta inferior a la normal; pero el instructor no puede controlar el accionar del resto de los autos, por lo que este tipo de medidas son una efectiva prevención.

Contar con este tipo de elementos es diferenciarse y, de alguna manera, anticiparse a los cambios; ya que tanto Argentina como Brasil y México, principales industrias automotrices, ya están trabajando en una legislación que obligue su uso.


Las diferentes clases que tomarán los alumnos en una escuela de conducción deben ser aprovechadas al máximo. Es por eso que al momento de iniciar una lección, el instructor ya debe saber donde ir y qué parte del manejo desarrollará con el estudiante antes de partir.

Durante las primeras experiencias al manejo, la prioridad debe ser que la persona que está aprendiendo comience a tener control sobre el vehículo; para luego ir paulatinamente agregando niveles de dificultad.

Para comenzar el entrenamiento y que el futuro conductor pueda maniobrar con tranquilidad, lo más recomendables es utilizar lugares espaciosos y con poco tránsito; por ejemplo un amplio estacionamiento.

En esas primeras lecciones lo ideal es centrarse en hábitos como la colocación del cinturón de seguridad, ajuste de los espejos y el asiento a favor de la comodidad para el manejo. Una vez que esté cómodo, comenzar a trabajar en la operatoria de la palanca de cambios, con el respectivo accionar del embrague en el caso que corresponda, utilización del freno y el acelerador. De esta forma, indicar movimientos cortos de avance y retroceso.

Evaluar las condiciones previas del alumno nunca está de más, por lo que si los pasos anteriores no generan demasiada complicación, se puede comenzar a trabajar en dar vueltas hacia la izquierda y derecha alternadamente, dando así una sensación total de control del vehículo y mantenerse en una supuesta mano.

Tener en cuenta la capacidad de coordinación actual del alumno entre manos y pies es fundamental para determinar donde realizar las maniobras. Si el estudiante es un novato y está tomando sus primeras lecciones, es posible que pueda dudar y equivocarse en la utilización de los pedales, y generar de esta manera situaciones de alto riesgo si es un sector muy transitado.

En cambio, si se considera que hubo avances en el aprendizaje de las primeras clases, se puede comenzar a convivir con algo tránsito y de a poco, iniciar cruces de intersecciones que no sean demasiado peligrosas, al igual que los cambios de carril.

 


El hecho de que en América Latina se maneja realmente mal en muchos casos, se ve lamentablemente reflejado en los altos índices estadísticos existentes. Se han registrado, por ejemplo, un promedio de 130.000 muertos y 6 millones de heridos al año; cifras que realmente son alarmantes. Estos números reflejan algo así como cerca de 28 víctimas fatales cada 100.000 habitantes.

Muchos factores pueden atribuirse a estos fríos y crueles números. La ausencia de Educación Vial es, sin lugar a dudas, el principal motivo de los accidentes; pero también es cierto que el mal estado de muchas rutas, la falta de señalización y la poca participación de algunos gobiernos en la implementación de políticas tendientes a mejorar la situación, son factores altamente influyentes.

En un encuentro realizado en México, el segundo de carácter Iberoamericano y del Caribe en Seguridad Vial, la Vice Presidenta del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox, hizo hincapié en mejorar ineludiblemente la calidad de las carreteras y rutas en todos los países contemplados.

Por otro lado, el Banco Mundial y las autoridades locales de Argentina, están trabajando desde hace un tiempo en la incorporación de una agencia que establezca sistemas de seguridad en las rutas. Los resultados están comenzando a cristalizarse, ya que en el último año se lograron reducir los accidentes fatales en un 10 %.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en las Américas, los accidentes de tránsito representan la primera causa de muerte en niños que oscilan entre 5 y 14 años de edad y la segunda entre personas de 15 a 44 años. Los peatones, ciclistas y motociclistas son los más afectados en carácter de víctimas.

Como se mencionó anteriormente, la imprudencia y la falta de leyes contemplativas producen en la región más de 130.000 muertes por año y algo más de 6 millones sufren traumatismos, muchos de los cuales pueden derivar en discapacidades permanentes.