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Si el lector pudiera realizar una lista rápida de situaciones en las que ha sido víctima de la falta de ética de algunos conductores, se dará cuenta que pudiera ser interminable. Aunque se debe educar desde el hogar, y aún y cuando la ética del conductor sea uno de los pilares principales en los que se apoyan los cursos de diversas escuelas de manejo, hay un sinnúmero de conductores que prefieren ignorar las reglas de civilidad básicas.

Una de tantas situaciones que se ven a diario por las calles de cualquier ciudad, y que ha crecido en los últimos años, es el envío y recepción de mensajes de texto por las personas que se presume, deben conducir responsablemente. El dejar pasar esa actividad de riesgo, puede resultar también una falta de civilidad, puesto que dicho conductor podría ocasionar un accidente. En ese sentido, aquí se presentan algunas sugerencias para disminuir, o por lo menos intentar reducir ese tipo de conductas.

a) Acercarse amablemente al conductor o pedirle que baje su ventanilla y decirle amablemente que procure no distraerse, ya que podría ocasionar un accidente, sugiriéndole orillarse en caso de que su llamada o envío de texto sea muy importante.

b) Si tiene usted temor de acercarse a dicho conductor o le preocupa la forma en la que pudiera reaccionar, indíquele que está prohibido el uso de celulares y podría hacerse acreedor a una multa ya que la policía de tránsito se encuentra muy atenta en los últimos días.

c) Si se enfrenta a un conductor que maneje peligrosamente o no se despegue de su teléfono, trate de memorizar las características del auto y de la placa y comuníquese de inmediato con la policía.

d) Recuerde usted también esas reglas, sus hijos aprenderán con el ejemplo.

La educación vial es de todos.


Diferentes, sorpresivas, poco señalizadas, sin el pavimento correspondiente y con grandes baches sin señalizar. Así suelen ser las carreteras de Costa Rica. Sus características geográficas presentan grandes relieves que concluyen en importantes subidas y bajadas y pronunciadas curvas que demoran el tránsito y constantemente atentan contra la seguridad vial.

Es por eso que las condiciones de manejo en Costa  Rica son realmente pobres; algo totalmente contrario a las multas, que sufrieron un nuevo aumento en este año 2011.

La nueva ola de aumentos de los montos de las multas a pagar parece ser una constante en toda América; la que pertenece a un mundo donde todo aumenta y todavía se están viviendo las secuelas de la crisis económica mundial.

Nueva Ley de Tránsito

Con la nueva Ley de Tránsito, los montos a abonar por falencias en el manejo se fueron por las nubes. Es por eso que también el M.O.P.T. (Ministerio de Obras Públicas y Transportes) recomienda denunciar a oficiales de tránsito que quieran cobrar un incentivo económico a cambio de las elevadas y significativas sumas que reflejan las infracciones.

El requisito fundamental que debe presentarse como prueba para realizar una denuncia es el apellido o el respectivo código del oficial. El código debe, por ley, estar siempre registrado en la camisa del oficial de tránsito.

Conducir en Costa Rica

Por otro lado, existen en este país medidas ejemplificadoras que son dignas de imitar en otros países. Por ejemplo, conducir ebrio por encima de 0,75 gramos de alcohol por litro de sangre, circular a más de 150 km. por hora o participar en picadas de velocidad puede finalizar en una pena de cárcel de entre 1 y 3 años, retiro del vehículo y suspensión de la licencia durante 2 años.

Vale la pena aclarar que en zonas urbanas la velocidad máxima es de 40 km. por hora, en zonas residenciales el límite es de 60 y en calles cercanas a escuelas está permitido un tope máximo de 25 km. por hora.

 


El manejo defensivo es una forma de conducir que permite al conductor reducir en gran medida los riesgos a los que se expone en carretera, y mediante la aplicación de una serie de técnicas y habilidades, puede incluso evitar un accidente. Si bien, la mayoría de las escuelas de manejo cuentan con cursos muy completos de conducción, en la práctica, América Latina tiene la tasa de mortalidad por accidentes de tránsito más alta del mundo, arrojando una cifra de 125,000 muertes al año. Si bien, no es posible controlar las acciones de los otros conductores, sí es posible evitar una tragedia.

En principio, el alumno deberá aprender los conceptos teóricos del manejo: carácterísticas, funcionamiento y mantenimiento del vehículo, primeros auxilios, obligaciones y responsabilidades del conductor, ética del conductor y conocimientos jurídicos básicos en cuanto al reglamento de tránsito, los alcances jurídicos de un siniestro, la técnica del manejo defensivo, etc. Una vez aprendido esto, el instructor realizará las prácticas de manejo, con lo que todos los conceptos teóricos habrán de tener una aplicación práctica.

En ese sentido, es importante enseñar que el manejo defensivo o conducción defensiva, tiene como objetivo evitar un accidente y requiere forzosamente de las siguientes habilidades:

1. CONCENTRACIÓN. Las personas suelen platicar o distraerse de vez en cuanto al momento de manejar un automóvil. Lo cierto es que, un manejo defensivo requiere que el conductor esté atento únicamente a las condiciones del camino, al límite de velocidad, respetar las leyes de tránsito, respetar los señalamientos y señales, observar con detenimiento las acciones de los demás conductores, revisar los espejos constantemente, etc., es imperativo mantener la concentración. Las distracciones por llamadas telefónicas, aún cuando sean de emergencia o por el consumo de bebidas o alimentos al momento de manejar, reducen las posibilidades de evitar un accidente.

2. ATENCIÓN. Mantenerse alerta permite una reacción rápida a cualquier eventualidad. Las drogas y el alcohol disminuyen las habilidades. Debe sugerirse al alumno que en caso de sentirse cansado, distraído, triste, emocionado, estresado, nervioso, etc., procure salir de la carretera y descansar.

3. NO PERDER DE VISTA A LOS DEMÁS. Un mecanismo más para mantener el control, es mirar constantemente lo que hacen los demás conductores que se encuentren al frente o detrás del que maneja. Solo así podrá anticipar cualquier movimiento ajeno y podrán reducir cualquier riesgo.


La Organización Mundial de la Salud, a través de la Organización Panamericana de la Salud, se encarga de revisar constantemente las legislaciones de los distintos países de América Latina, sugiriendo estándares mínimos que ofrezcan seguridad vial a los habitantes de dichos países.

Una de las cuestiones que más atención ha recibido de dicho Organismo Internacional, es el seguro de responsabilidad civil. Considerado como la solución más común a la que recurren diversos ordenamientos jurídicos en América Latina, es el medio óptimo para delimitar responsabilidades, ya que se cubren los gastos funerarios, médicos e incluso costos materiales que puedan sufrir las víctimas de un siniestro. Desafortunadamente, un gran número de vehículos no son asegurados y en algunas ocasiones, las empresas que cuentan con una concesión para transporte público, tienen pólizas vencidas o no ofrecen dicho seguro a sus pasajeros.

El problema es que en América Latina, las condiciones económicas en muchos casos no permiten que los conductores o las empresas, adquieran dicho seguro, y en el resto de los casos es simplemente irresponsabilidad. Si bien es cierto que este seguro es solamente obligatorio para aquellas personas físicas o morales que cuentan con una concesión de transporte público, su objetivo es procurar la seguridad de las víctimas en caso de que se produzcan lesiones o daños, siendo muy útil para el resto de la población que cuenta con un automóvil. La Organización Panamericana de la Salud señala que Haití, Honduras, Cuba, Uruguay y Paraguay, no cuentan con legislación alguna referente al seguro de responsabilidad civil, dejando en total indefensión a las víctimas de accidentes viales. En el resto de los países de América Latina, aún con ciertas variaciones en cuanto a los alcances de las coberturas de el referido seguro, existe legislación al respecto, aunque en países como Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Venezuela, el supuesto jurídico no se encuentra vigente.


En el marco de la actualización de los programas de seguridad vial, que datan de 2004, la Organización de las Naciones Unidas resaltó algunas cuestiones importantes a ser implementadas por los gobiernos locales y nacionales, por la sociedad civil y las empresas privadas relacionadas con el tema, sugiriendo a los países que a nivel nacional, fueran realizados cinco programas de acción o actividades referentes a: la Gestión de Seguridad Vial, Vías de Tránsito y Movilidad más seguras, Vehículos más seguros, Usuarios de Vías de Tránsito más seguros y Respuesta tras los Accidentes.

Los planes más eficaces deben procurar la creación de programas, estrategias y mecanismos que incentiven la Seguridad Vial, beneficiando a los usuarios de las vías de tránsito aumentando la seguridad y la calidad de las redes carreteras, revisando constantemente la infraestructura vial, mejorando la planificación, construcción y funcionamiento de las carreteras. Elaborar programas para educar y sensibilizar a los usuarios de las vías de tránsito con respecto al uso del cinturón de seguridad y del casco, promover la no ingesta de alcohol entre los conductores de automotores y el respeto a los límites de velocidad. Mejorar la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia en los accidentes de tránsito así como los sistemas de salud pública, y brindar tratamiento adecuado de emergencia y rehabilitación a las víctimas de un siniestro, así también, capacitar oportunamente a los elementos de policía y tránsito.

Es también a través de los organismos no gubernamentales, que debe hacerse conciencia en la sociedad. En países como México y Argentina, a mediados de mayo del presente año, los gobiernos federales comenzaron las primeras campañas de seguridad vial, basándose en las sugerencias emitidas en el Decenio de Acción de 2010-2020, siendo importante que en los demás países de América latina se revise cuanto antes la legislación, y se cumplan con las medidas de seguridad vial discutidas por la Organización de las Naciones Unidas en el referido documento.