Son ampliamente conocidos por todos, los efectos que producen el alcohol y las drogas ilegales sobre el conductor. Se sabe que su ingesta ocasiona un retraso en el tiempo de reacción al volante subiendo así la incidencia de algún accidente. Pero, la gran mayoría de las personas desconoce que aquellos medicamentos en apariencia “inofensivos” y que, con frecuencia pueden ser ingeridos diariamente, podrían tener los mismos efectos que los primeros.
Medicamentos peligrosos
Algunos de los fármacos más peligrosos a la hora de conducir son entre otros: Los antidepresivos, los ansiolíticos y tranquilizantes, todos de uso controlado y recetados por un médico. Asimismo, se recomienda control estricto en el uso de colirios y otras medicinas oftálmicas así como también la inspección sobre la utilización de medicamentos preventivos de la hipertensión, reumatismo, antihistamínicos, vasodilatadores cerebrales y gotas nasales. Todos ellos pueden generar efectos adversos; ya sea por el medicamento en sí o porque ingerimos más de uno y puede que interfieran entre sí.
Los efectos
En general los efectos difieren en intensidad según el paciente, pero los más habituales son: sedantes (disminución de la alerta y la capacidad psico-motriz, sueño intenso), problemas auditivos (generalmente se traduce en zumbidos), vértigo y dificultades visuales (visión borrosa); también son comunes la mala coordinación neuromuscular, la disminución de los reflejos y el letargo generalizado. En presencia de alcohol los fármacos podrían potenciarse entre sí produciendo efectos mucho más notorios que los que tendríamos en forma aislada.
Por eso, es importante antes de emprender un viaje en el que debas conducir, siempre leer el prospecto que viene adjunto al medicamento. Procura averiguar de qué manera reacciona tu cuerpo ante la ingesta del mismo de forma previa a la conducción y para ello, deberás observar cómo influye en tus reflejos, capacidad de concentración y si te produce somnolencia significativa.
Por eso, si estás en tratamiento con fármacos, intenta no conducir; por tu propia vida y la de los demás.