Todas aquellas personas que estén comenzando a conducir, deben enfrentarse siempre a uno de los grandes desafíos de la conducción: aprender a conocer y utilizar de forma correcta los tres pedales necesarios para el funcionamiento de un automóvil.
El freno, el acelerador y el embrague tienen funciones muy diferentes, pero la combinación de los tres funcionamientos hacen al andar general del rodado. Generalmente aquel que trae más inconvenientes y problemas es el pedal de embrague ya que su manejo implica coordinación a la hora de realizar los cambios pertinentes. Asimismo, una vez que la coordinación de las tres herramientas está fijada mental y físicamente, el conductor las maneja con total naturalidad.
De todas formas debemos aclarar que en la presente entrega nos referiremos a la generalidad de los automóviles exceptuando, por supuesto, a aquellos que cuentan con caja automática de cambios.
A continuación describiremos cada uno de los pedales junto con sus funciones facilitando una ayuda a las personas que estén dando sus primeros pasos en la práctica de conducir un vehículo.
El acelerador
Es el pedal ubicado a la derecha, indicado especialmente para dar y aumentar velocidad y no funciona si previamente no se marca el cambio con el correspondiente paso del embrague; de este forma se evita el arranque repentino del automóvil y la falta de control sobre la velocidad deseada. La intensidad de pisada en este pedal aumentará la velocidad pero solo hasta el momento en que haya que proseguir hasta un próximo cambio.
El freno
Es el pedal situado en el medio de los tres y tiene una cierta autonomía respecto de los dos restantes. Su función consiste en disminuir la velocidad y detener la marcha del vehículo por completo.
El embrague
Ubicado al lado izquierdo, es sin dudad, el pedal que más inconvenientes presenta a la hora de aprender; sin embargo, su función es primordial. Consiste particularmente en llevar la energía mecánica desde el motor hasta las ruedas.