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Todas aquellas personas que estén comenzando a conducir, deben enfrentarse siempre a uno de los grandes desafíos de la conducción: aprender a conocer y utilizar de forma correcta los tres pedales necesarios para el funcionamiento de un automóvil.

El freno, el acelerador y el embrague tienen funciones muy diferentes, pero la combinación de los tres funcionamientos hacen al andar general del rodado. Generalmente aquel que trae más inconvenientes y problemas es el pedal de embrague ya que su manejo implica coordinación a la hora de realizar los cambios pertinentes. Asimismo, una vez que la coordinación de las tres herramientas está fijada mental y físicamente, el conductor las maneja con total naturalidad.

De todas formas debemos aclarar que en la presente entrega nos referiremos a la generalidad de los automóviles exceptuando, por supuesto, a aquellos que cuentan con caja automática de cambios.

A continuación describiremos cada uno de los pedales junto con sus funciones facilitando una ayuda a las personas que estén dando sus primeros pasos en la práctica de conducir un vehículo.

El acelerador

Es el pedal ubicado a la derecha, indicado especialmente para dar y aumentar velocidad y no funciona si previamente no se marca el cambio con el correspondiente  paso del embrague; de este forma se evita el arranque repentino del automóvil y la falta de control sobre la velocidad deseada. La intensidad de pisada en este pedal aumentará la velocidad pero solo hasta el momento en que haya que proseguir hasta un próximo cambio.

El freno

Es el pedal situado en el medio de los tres y tiene una cierta autonomía respecto de los dos restantes. Su función consiste en disminuir la velocidad y detener la marcha del vehículo por completo.

El embrague

Ubicado al lado izquierdo, es sin dudad, el pedal que más inconvenientes presenta a la hora de  aprender; sin embargo, su función es primordial. Consiste particularmente en llevar la energía mecánica desde el motor hasta las ruedas.

 


Los excesos de velocidad causan el 25 % de los accidentes de tráfico y el 38 % de los accidentes mortales a nivel mundial. Estadísticamente, la mayoría de los conductores en infracción son varones entre 18 y 25 años que conducen motocicletas o ciclomotores y tienen menos de dos años de experiencia detrás del volante.

Por regla general, quien comete esta infracción incumple también con otras como ser el no uso del cinturón de seguridad o el olvido del casco.

Medida preventiva

En las rutas y zonas urbanas los límites de velocidad establecidos corresponden a varios factores: el tráfico, las condiciones climáticas y las características generales de la vía entre otras. Cada país determinará los límites correspondientes a su territorio según condiciones determinadas. Es de vital importancia que cada uno conozca de antemano el límite impuesto por la legislación pertinente para no incurrir en faltas innecesarias.

Por leyes físicas, cuánto más alta es la velocidad del vehículo más grave es la colisión y mayores resultan ser las lesiones de las víctimas. A mayor velocidad, menor es el tiempo con el que cuenta el conductor para frenar y evitar algún posible impacto. Además, las grandes velocidades provocan una disminución del campo visual de quien conduce (se lo conoce popularmente como “efecto túnel”).

Si, además, agregamos condiciones climáticas adversas (lluvia, nueve, heladas, viento intenso) la situación puede resultar más peligrosa aun pues el automóvil no responde de la misma forma que en condiciones habituales.

Radares y detectores

En la actualidad, existen en la mayoría de las carreteras de importancia, sistemas de radares fijos y móviles que se encargan de medir la velocidad de los vehículos circulantes y registrar a aquellos que se exceden del límite previsto para luego multar a los conductores. Asimismo, también han llegado recientemente al mercado aparatos que detectan la presencia de estos radares e informan al conductor para que este mengue la velocidad tomada. El inconveniente con este tipo de dispositivos es que el infractor tendrá la tendencia a manejarse  siempre por encima del límite; convirtiéndose en un riesgo potencial para el tráfico vehicular.

 


Si bien Latinoamérica es un continente que se destaca por sus climas tropicales y el buen tiempo en general, no debemos olvidar aquellas zonas (en particular las que se ubican al sur) en las que las bajas temperaturas son habituales y que,  como síntoma inequívoco de este frío tienen, también, épocas de nevadas.

En la entrega de hoy brindaremos algunos consejos para conducir de manera tranquila y segura por caminos en los que las inclemencias del tiempo (lluvias torrenciales, hielo o vientos intensos) pueden jugarnos una mala pasada.

Los preparativos

Es fundamental que en época invernal tengamos a punto el estado general de nuestro automóvil y para ello, nada mejor que someterlo a estrictos controles mecánicos. Las partes más sensibles durante estas épocas son los niveles de líquido anticongelante y el sistema de refrigeración.

Tampoco debemos olvidar el transitar con los neumáticos adecuados para estas superficies que generalmente suelen presentarse resbaladizas e irregulares. Es importante consultar con nuestro mecánico de confianza cuáles son los mejores y más adecuados para cada necesidad.

Conducir durante un temporal

Básicamente, al momento de encontrarnos con alguna inclemencia climática en ruta, es vital no dar frenazos bruscos. Todas las maniobras que realicemos deben ser suaves y calculadas  y no debemos olvidar en estos casos, mantener y hasta aumentar la distancia de seguridad con los vehículos que nos circundan.

Circularemos en todo momento con marchas largas y constantes reduciendo la velocidad cuando sea necesario de forma suave con el pedal del freno.

Si llegamos a encontrarnos sobre superficies heladas y perdemos el control del vehículo debemos recordar no frenar en ningún momento ya que complicaremos por demás la situación. Se recomienda en estos casos reducir la velocidad con el freno a motor e intentar retomar el control de vehículo con la dirección; intente en todo caso no perder la calma ya que si se altera únicamente logrará pisar el freno y mover el volante descontroladamente.

No olvide tampoco llenar las carga de combustibles y la batería al máximo.

 


Cuando ocurre un accidente en la vía pública cabe analizar cuáles fueron los desencadenantes que lo provocaron y en función de eso, se deben determinar las causas del mismo.

El no acaecimiento de un siniestro viene determinado por la combinación armónica de tres factores que se interrelacionan: la vía o entorno, el ser humano y por último, el vehículo (o los vehículos) que participan. Un desequilibrio en la interacción entre ellos puede derivar en un problema y cada uno puede tener diferentes grados de responsabilidad en el mismo.

Con respecto al entorno

Se lo llama técnicamente vía o medio. En este caso, es el factor humano el que debe adaptarse al mismo para la correcta circulación. En muy pocas ocasiones es la causa principal del siniestro ya que por lo general es un elemento pasivo que no interviene demasiado en los sucesos; sin embargo, es habitual que aporte determinados factores intervinientes en los desplazamientos y detenciones de los vehículos. El buen estado general de este elemento y la correcta señalización prevendrán problemas posibles.

Con respecto al factor humano

Este factor es el responsable de más de la mitad de los accidentes de tránsito ya sea por negligencias, violación de las reglas y demás. Los motivos que involucran a los seres humanos como principales responsables de estos inconvenientes se dividen en dos ramas:

a) Somáticas: relacionadas a problemas posibles del conductor dentro de su organismo ya sean visuales, acústicos o fallos motores. Están incluidas las enfermedades en general.

b) Psíquicas: se relacionan directamente con los síntomas provocados por inconvenientes mentales. Depresión, manías y fobias, entre muchas otras, se encuentran  dentro de este grupo.

Con respecto al vehículo

En algunos casos, las fallas de un vehículo pueden desencadenar un accidente vial. Los más habituales son entre otros, reventón de un neumático, fallos del sistema de frenado y problemas de dirección entre otros.

 


La aparición constante y el uso extendido de nuevos dispositivos móviles y pantallas de navegación asistida provocaron la reacción de los organismos de control vial, quienes buscan comunicar el uso correcto de este tipo de equipos para evitar así situaciones de distracción al volante.

En los últimos tiempos se sumó al uso de teléfonos celulares en cabina, la utilización de los dispositivos de navegación asistida, conocidos de forma usual como GPS, un recurso moderno que reemplazó  a los incómodos mapas.

Gps y Teléfonos inteligentes

Con costo  más accesibles día tras día debido a la competencia que tienen con los smart phones, estos dispositivos cartográficos se lucen en la mayoría de los automóviles que circulan en las calles de las  grandes ciudades.

Estos novedosos accesorios se suman a la creciente presencia de dispositivos del tipo electrónico dentro de la cabina de mando del vehículo. El problema, es que todos ellos están calificados como potenciales elementos de distracción  para la persona que se encuentra al volante.

Algunos problemas

Según indican los especialistas: “El 50 % de las distracciones  se producen al hablar con un teléfono celular. Incluso la utilización de los dispositivos “manos libres” para responder a una llamada implican al menos unos 8 segundos de distracción en el proceso de conducción”.

Ante estas recomendaciones gubernamentales de uso, las compañías desarrolladoras de los sistemas de navegación buscan diferentes alternativas para evitar generar distracciones en los conductores. Desde las empresas apuestan a nuevas tecnologías donde el desarrollo sea visual, intuitivo y fácil de entender.

Desde las herramientas integradas al vehículo, las compañías automotrices advierten sobre los riesgos que provocan estas distracciones al volante: un buen ejemplo es el sistema Sync de la empresa Ford, introducido mediante el modelo Fiesta, que recomienda no utilizar los dispositivos portátiles durante el trayecto.

Luego del surgimiento de sistemas de navegación GPS en vehículos particulares, desde los organismos de control reconocen que si bien el factor central de distracción es el celular, las demás herramientas plantean un problema similar.