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Este medio de transporte es más barato y accesible para la población, pero conlleva riesgos.

En las ciudades de América Latina, el uso de la motocicleta se ha generalizado debido a que es un medio de transporte de bajo costo y acceso más fácil para el usuario.  Este es un medio que se ha  popularizado espacialmente en las zonas urbanas, pero su eclosión requiere también de atención especial por parte de administración pública, el sector privado y los formadores en conducción, ya que presenta nuevos riesgos para la vialidad.

Entre los datos a tener en cuenta resaltan que la mayoría de conductores son hombres frente a un mínimo de mujeres, quienes generalmente viajan en la moto como acompañantes. Además los usuarios suelen ser predominantemente jóvenes, y casi nunca superan los 35 años de edad, según datos de un estudio de muestra realizado por el Comité Transitorio de la Seguridad Vial para América Latina.

Riesgos del aumento de motos

Sin embargo, no todo el que compra una motocicleta sabe conducirla ni respetan la normativa relativa al manejo de este tipo de vehículo. Y tampoco los conductores de vehículos ordinarios o de transporte público están acostumbrados a respetar el paso de las motocicletas. Ambos motivos son causa frecuente de accidentes.

También es común el uso de motos en mal estado, lo cual conlleva mayor riesgo.  Las lesiones que se producen en los accidentes en este tipo de vehículo suelen ser de mayor gravedad que las de los vehículos, pues la protección del conductor y acompañante es mucho menor.

Además, el auge de las motos está desbancando al transporte público, lo cual supone un problema para el manejo sostenible de las ciudades. En países como Colombia el 50 por ciento de vehículos que circulan son motocicletas.

Concientizar a la ciudadanía y conductores de la necesidad de un buen manejo de las motocicletas, y el respeto de las normativas de conducción de cada país pueden ayudar a reducir los  accidentes.

 


El airbag o bolsa de aire es un sistema de seguridad complementario al de los cinturones. Su función principal consiste en amortiguar el impacto del cuerpo de aquellos ocupantes de los asientos delanteros del vehículo, en caso de una colisión frontal o semi-frontal que provoque ser eyectados hacia el exterior. Asimismo, existen también airbags laterales para aquellos casos en que los golpes provienen de los costados.

Las bolsas de aire poseen detectores de impacto en la parte anterior del automóvil y bolsas de nylon que se inflan mediante una reacción del tipo química entre producciones propias de gas nitrógeno. Por regla general, estos dispositivos se encuentran en el centro del volante o en el salpicadero del automotor.

De qué forma actúan

En caso de una colisión frontal, el sensor detecta al instante que el coche se ha detenido de manera brusca, activando la reacción química a la que hicimos alusión más arriba. De esta forma, la bolsa se inflará y se disparará hacia el pasajero a una velocidad aproximada de 300 km/h. Los sacos se encargarán de distribuir el impacto sobre el cuerpo del pasajero para que no concentren el golpe en un lugar particular, amortiguando así el efecto. Casi de forma inmediata los gases internos comenzarán a escaparse por unos orificios de la tela para permitir que el pasajero no se ahogue y pueda moverse.

De todas formas, es bueno recordar que el Airbag es un sistema de seguridad que complementa al cinturón pero que de ningún modo lo sustituye: el uso del cinturón ayuda a mantener el cuerpo de la persona en una posición apropiada para recibir la amortiguación que sigue.

Algunos inconvenientes

No obstante el uso del airbag puede generar todo tipo de lesiones físicas: en personas adultas generalmente provocan contusiones y fracturas de dedos, brazos  o antebrazos. En niños, en cambio, pueden llegar a ser mortales, ya que no están diseñados para tallas tan pequeñas. Por eso, no olvide llevar a los niños en los asientos traseros y con las medidas de seguridad adecuadas para ellos.

 


Una de las principales características del transporte profesional de primera calidad es la seguridad, lo que justifica que gran parte de la formación del conductor profesional deba dirigirse hacia la prevención de accidentes.

El objetivo no es solamente minimizar los costos directos de un eventual siniestro, sino también trabajar sobre los impactos dentro de la organización, en la sociedad y en la imagen de la empresa.

La definición de accidente sería el resultado final de un proceso donde coinciden diversos eventos, condiciones y conductas. Pueden confluir el estado del vehículo, de la red vial, la normativa, la señalización, la gestión de seguridad, la supervisión y el comportamiento del conductor, junto con sus capacidades psicofísicas.

Como sabemos, en general un accidente no se produce debido a alguno de estos factores tomado en forma aislada, sino que es por la compleja conjunción de varios de ellos.

Cualquier combinación equivocada de estos factores puede desembocar en una situación catalogada de riesgo.

Ajustando un poco los conceptos

Podemos hacer una distinción entre incidente y accidente, tomando el primer concepto como previo y posible desencadenante del segundo, es decir cuando hay un incidente en el tránsito, es probable que a partir de él se produzca un accidente.

El incidente es sin lugar a dudas una situación de riesgo, luego de la cual se puede o no desarrollar un accidente.Nuestra acción educativa podría perfectamente dirigirse a trabajar evitando los incidentes de tráfico.Por ejemplo, algunas veces observamos giros riesgosos de vehículos, producto de la fatiga del conductor, del estrés, del apuro o negligencia. Sin embargo estos giros no siempre desembocan en un accidente de tránsito.

Si estamos hablando de conductores profesionales podemos trabajar estos aspectos en forma preventiva, previamente a que estos factores perjudiciales para los conductores se desarrollen.

Podemos trabajar también sobre la extensión de la confianza más allá del límite realmente confiable de cada conductor, momento en que en lugar de constituirse en una cualidad se vuelve un verdadero riesgo.Es posible que incluso pase un tiempo y los incidentes no se vuelvan accidentes y las conductas peligrosas se vuelvan normales, esto es debido a que los individuos no valoramos adecuadamente los verdaderos riesgos que estamos corriendo y los vemos a la luz de nuestra propia experiencia particular.

En una labor social desarrollada por academias especializadas se puede trabajar este tema a partir de compartir con los alumnos decenas de experiencias, mostrando un panorama muchísimo más amplio y completo que el que podamos abarcar individualmente.

Debemos formar conductores que se manejen dentro de los límites de seguridad impuestos por la normativa vigente, el correcto uso de los vehículos y el sentido común para tomar buenas decisiones cuando sea necesario.

Aún en el posible error, el conductor profesional debe incorporar en su conducta la idea de protección de los actores más vulnerables que se puedan encontrar en una situación de riesgo, y esa es una labor impostergable para el sistema educativo vial.


Las nuevas tecnologías hacen su entrada en el mercado de la enseñanza

Si usted tiene una escuela de conducción o está pensando en instalar una, deberá tener en cuenta las últimas novedades en enseñanza para el manejo de vehículos. Los alumnos de hoy en día buscan la comodidad, la rapidez y la sencillez en los métodos didácticos, pues nuestro ritmo de vida nos lleva a querer optimizar al máximo el tiempo.

Distinguirse como la mejor escuela de conducción

Por ello es importante que las escuelas de conducción se mantengan  informadas de las últimas novedades didácticas para la enseñanza en sus centros, a fin de lograr que sus alumnos y los que están por llegar, queden satisfechos con sus servicios.

Tecnologías que puedes aplicar a tu escuela de manejo

Software para Escuelas de Conducción

Además de los tradicionales manuales, test y láminas ilustrativas con los que debe contar una escuela de este tipo, es importante tener en cuenta las nuevas tecnologías. Actualmente, existen numerosas empresas que ofrecen software para escuelas de conducción.

Estos programas permiten al alumno poner en práctica sus conocimientos teóricos, y al profesor, evaluar el grado de aprendizaje, de una manera más rápida y sencilla.  Los programas pueden instalarse en las computadoras de la escuela, o repartirse a los alumnos en una llave USB, para que se lleven la tarea a casa.

Simuladores de Manejo

Adicionalmente, existen otros equipos; los simuladores de manejo que recién están comenzando a utilizarse a gran escala en Europa. No sólo pueden hacer que una clase en la escuela se convierta en algo mucho más ameno que la lectura de un simple manual, sino que permiten a una escuela de conducción destacarse ampliamente frente a cualquier competencia.

Además, el alumno, motivado, aprenderá las normas de conducción poniéndolas en práctica, como si estuviera jugando.

Las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza de la conducción se abren paso en Europa y América Latina, pronto será cosa del pasado enseñar a conducir con un simple manual. Cada vez más los chicos esperan una experiencia de aprendizaje didáctica y con tecnología aplicada al mejoramiento de la enseñanza, este quizás sea el momento de dejar los miedos y apostar a diferenciarse.


En numerosos países de Hispanoamérica existe actualmente una tendencia en alza respecto de los accidentes de tráfico. La propensión se ve reflejada tanto en número como en violencia vial, con el consiguiente aumento de muertos. Las estadísticas oficiales latinoamericanas indican que los accidentes viales se encuentran entre las primeras causas de mortalidad juvenil a nivel continental.

Preocupación y motivos

La altísima preocupación de los gobiernos ante estos hechos se ve en ajustes a sus normativas (quita de puntos a licencias de conducir, altas multas, graves sanciones), mejoras en las señalizaciones y caminos y en  los diseños vehiculares para incrementar la seguridad del automotor; pero, desgraciadamente, ninguna de estas mejoras provoca el descenso de los siniestros callejeros.

Las causas más habituales de este tipo de accidentes radican básicamente en errores humanos y, por lo tanto, podrían haber sido evitado en el 90 % de los casos. La imprudencia y el consumo de bebidas alcohólicas o estupefacientes que alteran la percepción del entorno se encuentran entre las fuentes primarias de estos desgraciados sucesos.

El por qué de los sucesos

Por lo general, el conductor no ha sido formado correctamente  en una autoescuela: es muy común que los principiantes aprendan a conducir de la mano de algún familiar o amigo no cualificado y en cuyas enseñanzas se dejan de lado las normas de circulación (aunque no siempre sucede, obviamente).Lo peor de este tipo de casos es que quien conduce está totalmente seguro de que no ha cometido ningún error pues es lo que se le ha transmitido.

Además, la idiosincrasia de cada país es un fuerte obstáculo a sortear: las normativas suelen pasar desapercibidas para muchos.

Por estos motivos, algunos países han tomado una medida excelente que consiste en implementar la educación vial en las escuelas como materia obligatoria en el plan de estudios. Si bien  es un plan a largo plazo, es importante entender el rol de la educación  en las formas de relacionarse  a nivel social y cultural. Nuestra forma de conducir como grupo social está, sin dudas, dentro de estas expresiones.