La bolsa de aire se convirtió a partir su implementación masiva, en uno de los elementos de seguridad más útil en el automóvil. Se estima que el airbag reduce hasta un 30% el riesgo de muerte en el caso de una colisión. El asidero teórico de la bolsa de aire, se encuentra en un principio físico: para detener un cuerpo en movimiento, se debe aplicar una fuerza en dirección contraria y equivalente en intensidad. Esto no fue sencillo de lograr, ya que la distancia entre la cabeza del conductor y el lugar donde está ubicado el airbag (el centro del volante) es mínima, aun así el correcto uso de este implemento amortigua considerablemente el golpe que podría sufrir el ocupante del vehículo.
¿Cómo funciona el airbag?
Está compuesto por tres elementos:
- Una bolsa inflable de nailon plegada en el centro del volante, sobre la guantera y en los marcos de las puertas delanteras (impacto lateral).
- Un detector de impacto que establece cuándo se produce un choque e impulsa el inflado de la bolsa.
- Un sistema de inflado fundado en una reacción química que se realiza de manera prácticamente explosiva y que da lugar a una gran liberación de gas nitrógeno, lo cual llena al bolsa inflable.
La velocidad con la que sale despedido el gas nitrógeno hace que la bolsa se infle en unas 20 centésimas de segundo, esto traducido en velocidad corresponde a aproximadamente 300 kilómetros por hora. Luego de recibir el impacto, el gas comenzará a disiparse por unos pequeños orificios existentes en la tela. De esta manera la bolsa se desinfla y permite que los ocupantes evacúen el vehículo.
Una aclaración para salvar vidas
Es importante destacar que el airbag por sí mismo no es un elemento de seguridad, ya que si el pasajero no tuviera colocado el cinturón de seguridad, su cabeza golpearía directamente contra una bola de nailon y gas nitrógeno a trescientos kilómetros por hora.
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