La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos “más inteligibles” que eviten accidentes.
El tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.
La capacidad de la memoria humana es “limitada”, de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden “a darles la vuelta”, a plantear la situación “en positivo” y a valorar “lo que es posible o permitido”.
“Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir”.
En situaciones “muy sencillas” puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor “no vaya a lo no permitido”.
Las señales de tráfico tienen la misión principal de “anticipar” las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.
La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles.
Adquiera nuestro vídeo curso en DVD o en MP4
Javier Merino
Profesor de Formación Vial