Parabrisas y lunetas.
Se denomina parabrisas al cristal situado en la parte delantera del vehículo y luneta al cristal de atrás y a los vidrios laterales.
La finalidad del parabrisas es proteger al conductor y al pasajero delantero de las inclemencias del tiempo, así como permitir al conductor ver la vía y su entorno. Queda prohibida la colocación de vidrios tintados o coloreados no homologados.
Los parabrisas pueden ser:
• Laminados: Sus cristales tienen la ventaja de que, en caso de sufrir una rotura, se agrietan y no quedan opacos permitiendo en parte la visibilidad del conductor.
• Templados: Sus cristales tienen el inconveniente de que, en caso de sufrir una rotura, se quedan opacos impidiendo la visibilidad del conductor.
Uno de los peligros del parabrisas es que se puede romper debido a gravilla suelta en la calzada o cantos, piedras, etc. impidiendo la visión del conductor. Si esto ocurriese el conductor deberá: frenar el vehículo y detenerlo si circula por un tramo recto y no existe peligro, o bien dará un golpe con el puño al parabrisas para hacer un agujero que le permita ver.
El limpiaparabrisas tiene como misión mantener limpio el parabrisas. No se pondrá en funcionamiento con el parabrisas polvoriento ni seco, puesto que se deterioran las escobillas y se raya el cristal, aumentando el riesgo de deslumbramiento durante la noche.
Los vehículos llevarán también un lavaparabrisas. Su misión es enviar chorros de agua al parabrisas, comprobaremos con frecuencia el nivel de agua en su depósito, situado debajo del capo, para rellenarlo cuando sea necesario, pudiendo añadirle detergente neutro para una mejor limpieza, y anticongelante para que el agua no se nos congele en invierno.
El sistema antivaho en el cristal trasero, llamado luneta térmica, que consiste en una serie de filamentos a modo de resistencia eléctrica por los cuales pasa corriente calentando el cristal y haciendo desaparecer el vaho.
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Javier Merino
Profesor de Formación Vial