Al caer los primeros copos de nieve el pavimento se vuelve muy deslizante. Cuando la nieve se congela se convierte en hielo.
Para mejorar la adherencia y evitar los deslizamientos debemos:
– Tener los neumáticos y los frenos en buen estado.
– Circular por las rodaduras de los demás vehículos.
– Reducir velocidad, aumentar la distancia de seguridad y conducir con suavidad, sin movimientos bruscos sobre la dirección.
– En pendientes ascendentes se debe subir a velocidad sostenida y en una relación de marchas más alta posible que razonablemente se pueda emplear.
– En pendientes descendentes se bajará lentamente en una relación de marchas más corta de lo habitual, para que actue el freno motor y evitar pisar el freno de servicio.
– Para arrancar el vehículo sobre nieve las ruedas patinan y se hunden, por lo que el conductor orientará las ruedas en línea recta y arrancará en una relación de marchas más alta que sea posible.
Cuando sea obligatorio el uso de cadenas u otros dispositivos autorizados (neumáticos con clavos) es conveniente colocarlos en todas las ruedas del vehículo, aunque solamente es obligatoria su colocación sobre las ruedas motrices, es decir a cada rueda del eje motor. Cuando desaparezca la obligación de utilizar dichos dispositivos, se deben quitar porque dañan el pavimento la amortiguación y deterioran los neumáticos.
Se puede prever la existencia de hielo cuando las temperaturas son muy bajas, durante la noche y a primeras horas de la mañana, especialmente en zonas sombrías, húmedas y valles con mucha vegetación. La existencia de hielo se observa porque la dirección se vuelve ligera y muy suave. En el caso de hielo la distancia de frenado puede llegar a aumentar hasta diez veces más de lo normal.
Si usted inicia un viaje y cree que puede nevar, es conveniente llevar el depósito de combustible lleno, comida y ropa de abrigo, por si se queda bloqueado.
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Javier Merino
Profesor de Formación Vial