HEMORRAGIAS EXTERIORIZADAS.
Son aquellas que se exteriorizan a través de los orificios naturales del cuerpo como son nariz, boca, oídos, etc. Suelen proceder de la zona craneal o de la región torácica y su gravedad es extrema. Por lo tanto, no se debe taponar la herida ni mover al herido porque se puede agravar su estado.
Hemorragias por el oído: no le moveremos bruscamente la cabeza, y cubriremos el oído con gasas estériles, sin taponar, trasladándolo al hospital. La posición mas adecuada será la de defensa o seguridad situando el oído que sangra en la parte de abajo.
Hemorragias por la nariz: Mantendremos al herido con la cabeza normal, o ligeramente inclinada hacia delante, comprimiendo con un dedo la fosa sangrante y taponando con una gasa.
Hemorragias por la boca: Las hemorragias por la boca procedentes del pulmón se reconocen porque la sangre surge al exterior con o tras golpes de tos mezcladas con espumas y burbujas y es de color rojo vivo, el herido no suele perder el conocimiento. Actuaremos colocando al herido en posición semisentada.
Si son del aparato digestivo la sangre es expulsada al exterior por vómitos y suele ir mezclada con restos alimenticios, el color será rojo oscuro y el herido se suele marear e incluso perder el conocimiento. Las medidas a tomar serán, mantener al herido en reposo absoluto, acostado en posición de seguridad.
HEMORRAGIAS INTERNAS.
Se puede sospechar de una hemorragia interna cuando el herido se encuentra en estado de shock, (pálido, sudoroso y frío, pulso débil y rápido, respiración superficial y rápida, incoherente, etc.). También se puede entrar en estado de shock cuando el herido ha sufrido un fuerte golpe o traumatismo.
En este caso, siempre que esté consciente y no vomite acostaremos al herido boca arriba con la cabeza ladeada y los pies en alto, cubriéndolo con una manta y trasladándolo a un hospital, es la denominada posición anti-shock.
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Javier Merino
Profesor de Formación Vial